miércoles, 3 de febrero de 2010
"El hombre de la cámara" de Dziga Vertov (1929)
Vertov es vertiginoso, crítico, comprometido y también, poeta. Convencido de que el cine puede llegar a niveles de abstracción y universalidad insospechados, se embarca en un filme que es ante todo un display idealista de una sociedad tal y como el hombre de la cámara la observa. El ojo y el lente se vuelven uno. El hombre de la cámara construye a partir de esa fusión, un mundo nuevo basado en la ideología socialista. La cámara literalmente puede derrumbar edificios de connotaciones burguesas, terminar la labor de deshacerse de enemigos fascistas, emancipar a las mujeres proletarias, recorrer la ciudad desde temprano y arriesgarse por el estado.
Tuve la oportunidad de ver esta película musicalizada en vivo por la Alloy Orchestra, recuerdo la experiencia como hipnotizante. La vi antes de empezar a estudiar cine y recuerdo que el impacto de la secuencia en la que tenemos a la gran coautora de esta obra, Elizaveta Svilova, editando la película "en vivo" me conmocionó. Y es que mostrarle a la audiencia cómo se hace una película, enseñarle que es una creación a partir de la realidad, pero creación al fin y al cabo, me parece un tributo a la inteligencia de los lectores. Vertov se independiza de los filmes que "emborrachan" a los espectadores (como muestra una secuencia con una cámara que se mueve mareada) y más bien, apela a la inteligencia de los mismos. Vertov cree que el cine puede ser universal, que no hay necesidad de intertítulos y aún así, la abstracción no es solamente formal. Hay elaboraciones poéticas contínuas.
Vertov es movimiento, como el movimiento de una sociedad en construcción edificada a partir de ideales y figuras. Su labor en esta película es un gran ejemplo de la dedicación que se necesita para construir una obra de tal magnitud.
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