miércoles, 14 de abril de 2010

"Fake Fruit Factory" de Chick Strand (1986).


La cámara siempre inferirá en la conducta de los retratados, el poder que tiene para mover acciones es invocado de toda la historia del cine y los medios, todo lo que los sujetos han visto en sus vidas, todas las preconcepciones. Entonces, ¿cómo encontrar la esencia de las personas retratadas? Humildad para acercarse desde un punto de vista genuino, paciencia para crear vínculos y para familiarizar a los retratados, interés.

Chick Strand entra a la familia formada por trabajadoras del negocio de artesanías de un estadounidense y se vuelve gana la confianza de las mujeres. Ellas hablan de temas sexuales que involucran al patrón, entredejando ver las relaciones de explotación sutiles que hay en la fábrica. Strand es paciente, estuvo con ellas varios meses para obtener este cortometraje y logró su cometido: acercarse a esta familia desde su esencia, la forma vivaracha en la que ven el mundo, la belleza de su vitalidad y las dificultades con las que se enfrentan a partir de su género y raza.

La característica más específica del documental es el uso de close-ups y detalles que abstraen los colores y texturas del quehacer de las mujeres, mientras que son unidos por conversaciones completas. Strand nos acerca a las manos habiles, los ojos curiosos y jóvenes, las sonrisas pícaras, la sensualidad de los trajes de baño.


Lo más interesante para mi de la mirada de Strand es la forma en la que el documental se coloca de lado de las mujeres retratadas, sin emitir juicios moralistas de la forma en la que proceden y sin ser obvia con respecto a la presentación de las relaciones de explotación. Su entramado es sutil y carece de voces en off. Strand hace una gran labor para ocultar la presencia e inferencia de la cámara y a partir de ahí se garantiza el valor de su trabajo, basado en el acercamiento y creación de relaciones genuinas.

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