sábado, 29 de mayo de 2010

"Atomic Cafe" de Kevin & Pierce Rafferty y Jayne Loader (1982)


"Risk is part of the pattern of daily routine."
-V.O. de un video educacional pro-bomba atómica incluído en el filme.



En 1982, con un panorama todavía incierto con respecto a la hegemonía mundial, a la temida siguiente guerra y por supuesto, al latente miedo de una explosión nuclear, el hongo atómico se incorpora a la cultura popular. La bomba está en todas partes desde el fin de la guerra, en la música, en el cine, en la televisión, en los cafés... es por eso que estos cineastas no tienen problemas en hacerse de found footage que retrata toda la estética atómica popular. A partir de este material es que ellos hacen una labor de selección y entramado del mismo que lleva al espectador por un recorrido temático con respecto al tema desde una postura crítica hacia Estados Unidos.



Vemos a un Truman que habla en términos de la divina providencia para justificar el uso de la energía nuclear, antes vimos material de Hiroshima. Es a través de estas asociaciones que el espectador comienza a darse cuenta de la insensatez de las justificaciones alrededor del uso de la bomba. El material de entrenamiento del ejército, en el cual se habla de que el hongo atómico es una de las imágenes más bellas que un hombre puede ver en su vida, queda ridiculizado. El contexto en el que se sitúan las secuencias es una herramienta crítica. Aquí el montaje funciona de forma constructiva, el footage educativo (que más bien desinforma) se ve ridiculizado frente a las imágenes de los misiles en el aire. La forma en la que se les acomoda es como se despliega el discurso.


Los toques humorísticos que tiene el documental se ven reforzados por canciones pop que hablan de "atomic love" que sirven de elemento unitario con el que se vinculan secuencias. Ahora nos parecen ridículas y hasta patéticos los intentos de legitimización de la bomba y la energía atómica, pero ¿en ese entonces? La desinformación y la paranoia nublaron la vista de la población y sólo fue el tiempo el que pudo colocar estas nociones en la basura. En lo personal, Atomic Cafe me hace cuestionar acerca de los paradigmas propagandísticos de guerra de nuestros días. Parece que las épocas han cambiado, los miedos también un poco y las formas otro tanto, pero los trucos del poder siguen siendo los mismos.


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